LUNES SANTO
LUNES SANTO
LA HIGUERA
MALDITA
Jesús vuelve
de nuevo a Jerusalén con sus discípulos muy de mañana. Había partido en ayunas
y, según el Evangelio, en medio de su camino sintió hambre. Se acerca el Señor
a una higuera: no tiene más que hojas. Queriendo darnos una lección, Jesús
maldice a la higuera, que se seca al momento. Entonces anuncia el castigo de
aquellos que se contentan con los buenos deseos sin producir frutos de
conversión. La alusión a Jerusalén no era menos conminativa. Esta ciudad llena
de celo por el culto externo tenía los corazones obcecados. y endurecidos; no
tardaría mucho en desechar y crucificar al Hijo de Dios, de Abrahán, de Isaac y
de Jacob, Pasó gran parte del día en el templo, donde Jesús discutió largamente
con los Príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. Hablaba con una
vehemencia inusitada y deshacía sus preguntas insidiosas. Véanse los capítulos
XXI, XXI I y XXII I en que San Mateo pone de relieve la vehemencia de sus
discursos en los que apostrofa con una energía creciente el crimen de su
infidelidad y la terrible venganza que llevará consigo.
CASTIGO DE
JERUSALÉN
Finalmente,
Jesús salió del templo y se dirigió a Betania. Habiendo llegado al monte de los
olivos, desde donde se dominaba la ciudad, se sentó un momento. Sus discípulos
aprovecharon este descanso para preguntarle en qué tiempo tendrían lugar los
castigos que acababa de predecir contra el templo. Entonces Jesús viendo en
globo profético los desastres de Jerusalén y las calamidades del fin del mundo,
pues la primera de estas desgracias es la figura de la segunda, anunció que
sucedería cuando el pecado hubiese llegado a su colmo. En lo tocante a la
destrucción de Jerusalén fijó la fecha al decir: "En verdad os digo que no
pasará esta generación sin que se hayan cumplido todas estas cosas" '. Así
fue; apenas habían trascurrido cuarenta años cuando los ejércitos imperiales preparados
para exterminar el pueblo deicida, ponían sus tiendas en lo alto del monte
Olivete, en el mismo lugar en que estaba ahora el Salvador y desde allí
amenazaban a la Jerusalén ingrata y menospreciadora. Después de haber
conversado largamente acerca del juicio final en el que serán juzgados todos
los hombres, Jesús entra en Betania y consuela con su presencia el corazón
traspasado de dolor de su Santísima Madre. La Estación en Roma se celebra en la
iglesia de Santa Práxedes. Esta iglesia, además de 2.300 cuerpos de mártires
extraídos de las catacumbas y depositados en ella en el siglo ix por el Papa
San Pascual I, posee la columna en que el Salvador fue flagelado, una
importante reliquia de la Vera Cruz, tres espinas de la Corona, donadas por San
Luis y las reliquias de San Carlos Borromeo.
MISA
QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN
EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y
LEFEBVRISTAS
Las palabras
del Introito están tomadas del Sal. XXXIV. Cristo invoca, por boca del profeta
el auxilio de su Padre contra los enemigos que le acechan por todas partes.
INTROITO
Juzga,
Señor, a los que me dañan, vence a los que me combaten: empuña las armas y el
escudo, y levántate en mi ayuda, Señor, fortaleza de mi salud.— Salmo: Saca la
espada, y cierra contra los que me persiguen: di a mi alma: Yo soy tu salud.—
Juzga, Señor...
En la
colecta la Iglesia nos enseña a recurrir a los méritos de la Pasión del
Redentor cuando queramos obtener de Dios socorro en nuestras necesidades.
COLECTA
Suplicámoste,
oh Dios omnipotente, hagas que, los que desfallecemos, por nuestra flaqueza, en
medio de tantas adversidades, respiremos por los méritos de la Pasión de tu
unigénito Hijo, que vive y reina contigo.
EPISTOLA
Lección del
Profeta Isaías (L, 5-10). En aquellos días dijo Isaías: El Señor Dios me abrió
el oído, y yo no le contradije: no me torné atrás. Di mi cuerpo a los que me
herían, y mis mejillas a los que me mesaban el cabello: no aparté mi rostro de
los que me injuriaban y escupían. El Señor Dios fue mi auxiliador, por eso no
fui confundido: por eso puse en mi cara como una roca durísima, y sé que no
seré confundido. Cerca está el que me justifica: ¿quién me contradirá? Estemos
juntos: ¿quién será mi adversario? Acérquese a mí. He aquí que el Señor Dios es
mi auxiliador: ¿quién me condenará? He aquí que todos envejecerán como un vestido:
los comerá la polilla. ¿Quién hay entre vosotros que tema al Señor, que oiga la
voz de su siervo? El que ande en tinieblas, y no tenga luz, confíe en el nombre
del Señor y se apoye sobre su Dios.
PRUEBAS DEL
MESÍAS. — Isaías, profeta preciso y elocuente en lo que hace relación a las
pruebas del Mesías, nos revela hoy los padecimientos de nuestro Redentor y la
paciencia con que sufrió los malos tratos de sus enemigos. Jesús ha aceptado la
misión de víctima universal y no le apartará de su decisión ningún dolor ni
humillación. "No escondí mi rostro ante las injurias y los esputos."
¿Qué reparación no hemos de dar a la majestad soberana, que por salvarnos ha
soportado tales ultrajes? He ahí a los judíos cobardes pero crueles: no
tiemblan ante su víctima. No ha mucho una sola palabra les ha echado por tierra
en el huerto de los Olivos; mas, luego, se ha dejado atar y arrastrar hasta el
palacio del sumo sacerdote. Se le acusa. Se lanzan gritos contra su persona;
nada responde. Jesús Nazareno, el doctor, el gran taumaturgo ha perdido su
prestigio; todo está permitido en contra suya. Así sucede al pecador que
permanece tranquilo cuando oyó rugir el rayo y no le ocasionó la muerte. Con
todo, los ángeles se anonadan ante tan augusta Faz, desfigurada y ultrajada por
estos miserables. Prosternémonos con ellos y pidamos perdón porque nuestros
pecados fueron la causa del martirio de esta víctima divina. Pero escuchemos
las últimas palabras del Salvador y démosle gracias. El dijo: "Que no
pierda ahora la esperanza el que andaba en las tinieblas y sin luz
alguna." Era el pueblo gentil sumido en el vicio y en la idolatría. No
sabe lo que está sucediendo en Jerusalén; no sabe que la tierra es morada del
Hombre-Dios y que este Hombre-Dios está padeciendo la opresión del pueblo que
se había escogido y favorecido a manos llenas; pero pronto la luz del Evangelio
derramará sus rayos sobre el pueblo infiel. Creerá y se someterá; amará a su
Libertador hasta devolverle vida por vida y sangre por sangre. Entonces tendrá
cumplimiento el oráculo de aquel indigno pontífice que, aunque a pesar suyo,
profetizó la salvación del pueblo gentil por medio de la muerte de Jesús y
anunció al mismo tiempo que esta muerte reuniría en una misma familia a todos
los hijos de Dios dispersos por el mundo.
En el
Gradual David continúa pidiendo venganza para los verdugos del Mesías, bien
merecida por su ingratitud y dureza de corazón. El Tracto es el mismo del
miércoles de Ceniza que la Iglesia repite los lunes, miércoles y viernes para
implorar la divina misericordia en la penitencia cuaresmal.
GRADUAL
Levántate,
Señor, y atiende a mi juicio: Dios mío y Señor mío, juzga mi causa. J. Saca la
espada, y cierra contra los que me persiguen.
TRACTO
Envía, a la
hija del país de las rocas del desierto, a la montaña de Sión Como aves
espantadas y hechas saltar del nido, así se verán las hijas de Moab en el paso
del Arnón .
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según San Juan. (XII, 1-9.) Seis días antes de la Pascua
fue Jesús a Betania, donde había muerto Lázaro, a quien resucitó Jesús.
Hiciéronle allí una gran comida: servía Marta, y Lázaro era uno de los sentados
a la mesa con El. Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo precioso,
de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y enjugó sus pies con sus cabellos:
y la casa se llenó del olor del ungüento. Y dijo uno de sus discípulos, Judas
Iscariote, el que le había de entregar: ¿Por qué no se ha vendido este ungüento
por trescientos denarios, y se ha dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque
le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y sacaba lo
que se echaba en ella. Dijo entonces Jesús: Dejadla que lo conservó para el día
de mi sepultura. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a
mí no me tendréis siempre. Supo entonces mucha gente judía que se hallaba allí:
y vinieron, no por Jesús solamente, sino también para ver a Lázaro, a quien El
había resucitado de entre los muertos.
UNCIÓN DE
JESÚS EN BETANIA. — Acabamos de oír la lectura del pasaje evangélico a que
aludimos ha unos días, el sábado anterior al domingo de Ramos. Ha sido colocado
en la misa de hoy porque antiguamente no había estación el Sábado. La Iglesia
nos llama la atención con este episodio sobre los postreros días de nuestro
Redentor, para hacernos sentir con él todos los acontecimientos que se realizan
en este momento en torno suyo. María Magdalena cuya conversión nos había
admirado hace unos días, está llamada a tomar parte en la Pasión y Resurrección
de su Maestro. Tipo ideal del alma convertida y admitida a gozar de los favores
celestes, debemos seguirla en todas las circunstancias en que la gracia divina
la va a hacer tomar parte. La hemos visto siguiendo al Salvador paso a paso y
ayudándole en sus necesidades; además el Santo Evangelio nos la muestra
preferida a Marta su hermana, pues ha escogido la mejor parte. En estos días es
objeto de nuestro interés principalmente por su tierna adhesión a Jesús. Sabe
que le buscan para matarle y el Espíritu Santo que la guía interiormente por
unos estados que se suceden, cada vez más perfectos, ha querido que hoy dé
cumplimiento a una acción profética previendo lo que tanto teme. Entre los tres
presentes de los Magos, uno de ellos significa la muerte del Rey divino a quien
estos hombres vinieron a visitar desde el lejano oriente. Era la mirra, perfume
funerario empleado tan copiosamente en el entierro del Salvador. Hemos visto
que la Magdalena, al convertirse, testimonió su cambio de vida derramando sobre
los pies de Jesús un ungüento precioso. Ahora emplea también este medio como
muestra de amor. Su Maestro está comiendo en casa de Simón el leproso; María
está con él, como también sus discípulos; Marta sirviendo; hay paz en esta
casa; pero todos presienten cosas adversas. De repente María Magdalena aparece
con un vaso lleno de ungüento de nardo precioso. Se dirije a Jesús y
arrojándose a sus pies los unge con este perfume y luego los enjuga con sus
cabellos, Jesús estaba tendido sobre un diván en donde los orientales se
recuestan mientras comen; fue, pues, fácil que la Magdalena se pusiese a sus
pies. Dos evangelistas, completada su narración por San Juan, nos muestran que
ella derramó también sobre la cabeza del Salvador este oloroso ungüento.
¿Comprendía bien la Magdalena en este momento la importancia de la acción que
la había inspirado el Espíritu Santo? Nada nos dice el Evangelio; pero Jesús
reveló este misterio a sus apóstoles; y nosotros que nos hacemos eco de sus
palabras, conocemos por esta acción que ha comenzado, podemos decir, la Pasión
de nuestro Redentor, desde el momento en que la Magdalena le embalsama para su
futura sepultura. El suave y penetrante olor del perfume se había extendido por
toda la morada. Uno de los discípulos, Judas Iscariote, protesta contra lo que
él llama gasto inútil. Su bajeza y codicia le habían hecho insensible a todo
pudor. Muchos de los discípulos confirmaron su opinión; ¡sus pensamientos eran
tan rústicos todavía! Jesús permitió esta protesta por varias razones. Quería
anunciar su próxima muerte a los que le rodeaban revelándoles el secreto que
contenía esta efusión de perfume sobre su cuerpo. En segundo lugar glorificar a
la Magdalena, que le profesaba un amor tan tierno y tan ardiente; y entonces
anunció que su fama se extendería por toda la tierra tan lejos cuanto se
extendiese el Evangelio.
En fin,
quería consolar de antemano a las almas piadosas, a las que su amor inspiraría
obras de liberalidad para su culto y resguardarlas de las críticas mezquinas de
que serían objeto. Recojamos estas enseñanzas divinas. Honremos a Jesús no sólo
en su persona sino también en sus pobres. Honremos a la Magdalena y sigámosla
hasta que pronto la veamos en el Calvario y en el sepulcro. En fin, dispongámonos
a embalsamar a nuestro Salvador reuniendo para su entierro la mirra de los
Magos que figura el sacrificio, y el precioso nardo de la Magdalena que
representa el amor generoso y complaciente.
En el
Ofertorio, el Salmista en nombre del Redentor, después de implorar el auxilio
divino pide a Dios que se digne ser fiel en el cumplimiento de sus decretos en
favor de la humanidad.
OFERTORIO
Líbrame de
mis enemigos, Señor: a ti recurro, enséñame a cumplir tu voluntad: porque tú
eres mi Dios. La Secreta contiene en sí toda la fuerza divina de vuestros
augustos misterios. No sólo purifica este sacrificio del alma, sino que además
la eleva a la unión perfecta con el que es su autor y principio.
SECRETA
Haz, oh Dios
omnipotente, que estos sacrificios nos purifiquen con su poderosa virtud, y
logren llevarnos más puros a su principio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
En la
Comunión resuena una maldición contra los enemigos del Salvador. Así, en el
gobierno del mundo, ejecuta Dios a un mismo tiempo su misericordia y su justicia.
COMUNION.
REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN [1]
Avergüéncense
y sean confundidos a una los que se alegran de mis males: vístanse de vergüenza
y confusión los que hablan males contra mí.
La Iglesia
concluye las súplicas de esta Misa pidiendo que sus hijos conserven el espíritu
ferviente que acaban de recibir en su fuente.
POSCOMUNIÓN
Comuníquennos,
Señor, tus santos Misterios un fervor divino: con el que podamos gozar de sus
delicias y de su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Humillad
vuestras cabezas delante de Dios.
ORACIÓN
Ayúdanos, oh
Dios, Salvador nuestro: y haz que celebremos alegres los beneficios con que te
has dignado restaurarnos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
—DOM PRÓSPERO GUÉRANGER, El Año
Litúrgico, Primera Edición Española Traducida Y Adaptada Para Los Países Hispano-Americanos
Por Los Monjes De Santo Domingo De Silos.
NIHIL OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ.
0. S. H. Censor ordinis.
IMPRIMATVR: P. ISAAC M. TORIBIOS, Abbas
Silensis, Ex Monasterio Sancti Dominici de Silos, die 7.I.1953
[1] COMUNIÓN
ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN: https://www.facebook.com/photo?fbid=381902818003537&set=a.235028616024292
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