CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
Hénos ya en la Semana que
precede inmediatamente al Nacimiento del Mesías: dentro de siete días lo más
tarde le tendremos entre nosotros; tal vez, este Advenimiento tan deseado
ocurra dentro de seis, de tres días, o mañana mismo según la extensión del
Adviento que varia cada año. La Iglesia cuenta ya las horas de espera; día y
noche está vigilante y sus Oficios toman una extraordinaria solemnidad a partir
del 17 de diciembre. En Laudes varía diariamente las antífonas; en Vísperas
exterioriza con majestad y ternura al mismo tiempo sus ansias de Esposa por
medio de ardientes exclamaciones al Mesías, en las que le da todos los días un
título magnífico tomado de los Profetas.
Hoy (El cuarto domingo de
Adviento es llamado también Rorate a causa del Introito; pero con más
frecuencia se le da el nombre de Canite tuba, por las primeras palabras del
primer Responsorio de Maitines y de la primera antífona de Laudes y Vísperas).
va a dar el último golpe para conmover a sus hijos. Con ese fin los transporta
al desierto; les muestra a Juan Bautista, de cuya misión les ha hablado ya en
el domingo tercero. La voz de este austero Precursor traspasa el desierto y se
ha hecho oír en las ciudades. Predica la penitencia, la necesidad de
purificarse en espera del que va a venir. Hagamos unos días de retiro; y si, por
nuestras ocupaciones externas, no lo podemos hacer, apartémonos a lo más
recóndito de nuestro corazón y confesemos nuestros pecados, como aquellos
verdaderos Israelitas, que llenos de compunción y fe en el Mesías, acudían a
los pies de Juan Bautista para concluir su obra de preparación a un digno
recibimiento del Mesías.
Pues bien, he ahí a la
santa Iglesia que, antes de abrir el libro del Profeta, nos dice como de
ordinario, pero con una mayor solemnidad:
El Señor está ya cerca:
venid, adorémosle.
Del Profeta Isaías.
El desierto y la tierra
árida se alegrarán, saltará de gozo la soledad y florecerá como el lirio;
florecerá y saltará de gozo entre júbilos y cantos de triunfo. Les serán dadas
las galas del Líbano, la magnificencia del Carmelo y del Sarón.
Verán la gloria del
Señor, la magnificencia de nuestro Dios. Fortificad las manos débiles,
robusteced las rodillas flojas.
Decid a todos los que
tienen el corazón turbado: ¡ánimo, valor, he ahí a vuestro Dios! Se acerca la
venganza, el castigo de Dios; ¡El mismo viene para salvaros!
Entonces se abrirán los
ojos de los ciegos y las orejas de los sordos; entonces el cojo saltará como el
ciervo, y la lengua de los mudos entonará cánticos de triunfo.
Santo camino, abierto
ante los desterrados libres
Porque en el desierto
brotarán fuentes de agua viva, y los arroyos correrán por la soledad; la tierra
árida se trocará en estanque, y el suelo seco en manantiales; las cuevas que
eran guarida de chacales será un jardín de cañas y de juncos.
Habrá allí un camino
expedito que se llamará el Camino santo; ningún impuro transitará por él. El
Señor mismo conducirá al viajero; y ni los lerdos se perderán. No habrá allí
leones, ni pondrá allí el pie bestia alguna feroz; por allí caminarán los que
hayan sido libertados, los rescatados por el Señor.
Vendrán a Sión entre
cánticos de triunfo; una eterna alegría coronará sus cabezas. Les invadirá él gozo
y la alegría; y huirán la tristeza y el llanto para siempre1. (Is„ XXXV, 1-10.)
(“Las grandiosas promesas de este capitulo se realizaron parcialmente a la
vuelta del destierro (siglo vi antes de J. C.) y la restauración política de
Israel; pero la Idea del profeta sube más alto y llega más lejos; esta
restauración nacional no es más que el punto de partida y el símbolo de la
conversión del mundo al Dios verdadero y del reino del Mesías sobre la tierra,
sobre todo al fin de los tiempos. Muchos rasgos de esta descripción se han
realizad» ial pie de la letra en Jesucristo (S. Mat., XI, 5); todos se
realizarán completamente en la nueva creación que reemplazará a la antigua, al
fin de los tiempos” (Crampón. Tobac, Les Prophétes, II, 121).
Muy grande será, pues, oh
Jesús el gozo de tu venida, si ha de resplandecer en nuestra frente por siempre
como una corona. ¿Y cómo no ha de ser así? Hasta el desierto, al acercarte,
florece como un lirio, y del seno de la tierra más estéril saltan arroyos de
aguas vivas. ¡Oh Salvador, ven cuanto antes a darnos este Agua que mana de tu
Corazón y que es la que con tanta insistencia te pedía la Samaritana, imagen de
nosotros pecadores. Este Agua es tu gracia: rocié nuestra sequedad y también
nosotros floreceremos; apague nuestra sed y correremos con fidelidad tras tus
huellas por el camino de tus mandamientos y de tus ejemplos ¡oh Jesús! Tú eres
nuestro Camino, nuestro sendero hacia Dios; y Tú mismo eres Dios; eres por
tanto, también el término de nuestro camino. Habíamos perdido el camino, nos
habíamos alejado como ovejas errantes: ¡cuán grande es tu amor en venir a
buscarnos! Para enseñarnos el camino del cielo, te dignas bajar desde allá
arriba y quieres también acompañarnos. En adelante 110 desfallecerán nuestros
brazos, ni temblarán nuestras rodillas; nos consta que es el amor quien le ha
movido. Sólo una cosa nos apena: el ver que nuestra preparación no es perfecta.
Tenemos todavía ataduras que romper; ayúdanos ¡oh Salvador de los hombres!
Queremos escuchar la voz de tu Precursor y enderezar todo lo que te podría
hacer tropezar en el camino de nuestro corazón ¡oh divino Infante! bauticémonos
nosotros en el Bautismo de la penitencia, y luego vendrás Tú a bautizarnos en
el amor y en el Espíritu Santo.
MISA
QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN
EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y
LEFEBVRISTAS
El Profeta ha despertado
nuestra sed, hablándonos de la nitidez y frescura de los manantiales que
brotarán a la venida del Mesías; pidamos, con la Santa Iglesia, el rocío que
será refrigerio de nuestro corazón y la lluvia que lo hará fértil.
INTROITO
Rociad, cielos de arriba; nubes, lloved al Justo; ábrase
la tierra y germine al Salvador. Salmo. Los cielos cuentan la gloria de Dios; y
el firmamento pregona las obras de sus manos. — V. Gloria.
En la Colecta, la Iglesia
pide con insistencia ser libertada cuanto antes; teme que sean sus pecados la
causa de la tardanza del Esposo; se ampara en su bondad para poder evitar este
obstáculo.
ORACIÓN
Oremos. Excita, Señor, tu
potencia y ven, te lo suplicamos; y socórrenos con tu poderosa virtud; para
que, con el auxilio de tu gracia, acelere tu indulgente misericordia lo que
retardan nuestros pecados. Tú, que vives y reinas.
EPÍSTOLA
Lección de la Epístola
del Apóstol S. Pablo a los Corintios. (I Cor., IV, 1-5.)
Hermanos: Téngannos los hombres por Ministros de Cristo y
dispensadores de los misterios de Dios. Por lo demás, lo que en los
dispensadores se busca es que cada uno sea fiel. A mí no me importa nada el ser
juzgado de vosotros o con juicio humano: ni siquiera yo mismo me juzgo. Porque,
aunque la conciencia no me remuerde de nada, no por eso estoy justificado: el
único que me Juzga es el Señor. Así pues: no juzguéis antes de tiempo, hasta
que venga el Señor, el cual iluminará lo oculto de las tinieblas y manifestará
los intentos de los corazones: y entonces cada cual recibirá de Dios la
alabanza.
En esta Epístola, la
Iglesia pone ante la vista de los pueblos, la dignidad del sacerdocio
cristiano, con ocasión de las Ordenes que se han conferido la Víspera,
recordando al mismo tiempo a los Ministros sagrados la obligación que han
contraído de permanecer fieles al cargo que les ha sido impuesto. Por lo demás,
no es cosa de las ovejas el juzgar al pastor: todos, sacerdotes y fieles deben
vivir en espera del día del Advenimiento del Salvador, de aquel último
Advenimiento cuyo terror será tan grande cuando fué atractiva la dulzura del
primero y del segundo para el que preparamos nuestras almas. Después de haber
hecho oír al auditorio estas severas palabras, la Iglesia vuelve a tomar el
hilo de sus esperanzas, cantando todavía la próxima llegada del Esposo.
GRADUAL
El Señor está cerca de
todos los que le invocan: de todos los que le invocan de veras. V. Mi boca
cantará las alabanzas del Señor; y bendiga su santo nombre toda carne. Aleluya,
Aleluya. Ven, Señor, y no tardes; perdona los pecados de tu pueblo Israel.
Aleluya.
EVANGELIO
Continuación del Santo
Evangelio según San Lucas. (in, 1-6.)
En el año décimoquinto del imperio de Tiberio César,
siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su
hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la región de Traconítide, y Lisanias
tetrarca de Abilinia, siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, descendió la
palabra del Señor sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y pasó (Juan)
por toda la región del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para
el perdón de los pecados, según está escrito en el libro de la palabras de
Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor: haced
rectas sus sendas. Todo valle será rellenado, y todo monte y todo collado serán
allanados. Las cosas torcidas serán enderezadas y los caminos ásperos serán
suavizados; y toda carne verá la salud de Dios.
Próximo estás, oh Señor,
pues la herencia de tu pueblo ha pasado ya a poder de los Gentiles y la tierra
que habías prometido a Abraham no es hoy día mas que una provincia de ese
dilatado imperio que debe preceder al vuestro. Dia tras día se van cumpliendo
los vaticinios de los Profetas; la profecía de Jacob también se ha realizado:
Será quitado el cetro a Judá. ¡Oh Jesús! todo se halla dispuesto para tu
llegada. De tal modo has renovado el aspecto de la tierra; dígnate renovar
también mi corazón y alentar mi ánimo en estos últimos días que preceden a tu
venida. Sentimos la necesidad de retirarnos al desierto, solicitar el bautismo
de la penitencia y enderezar nuestros caminos: obra todo esto en nosotros, oh
divino Salvador, para que el día que bajes a nosotros, nuestra alegría sea
completa.
En el Ofertorio, la
Iglesia saluda a la Virgen gloriosa que oculta dentro de su seno la salvación
del mundo. ¡Oh María! Danos pronto al que te llena con su presencia y su
gracia. El Señor es contigo, oh Virgen sin igual; pero se acerca el momento, en
que va a ser también con nosotros; porque su nombre es EMMANUEL.
OFERTORIO
Dios
te salve, María; llena eres de gracia: el Señor es contigo: Bendita tú eres
entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre.
SECRETA
Suplicárnoste, Señor,
mires propicio estos sacrificios, para que aprovechen a nuestra devoción y a
nuestra salud. Por
nuestro Señor.
En la Comunión, la
Iglesia, rebosante de Dios, que acaba de bajar a ella, canta a la Virgen madre
con palabras de Isaías, cuadrándole perfectamente también a ella este canto,
pues acaba de recibir la misteriosa visita del Hijo de Dios, cuyo tabernáculo
es el seno de María.
COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL,
VERDADERA COMUNIÓN [1]
He aquí que una virgen
concebirá y parirá un hijo: y su nombre será Emmanuel.
POSCOMUNIÓN
Consumidos estos dones, suplicámoste, Señor, hagas que,
con la frecuentación del Misterio, crezca la eficacia de nuestra salud. Por Nuestro Señor.
—DOM PRÓSPERO
GUÉRANGER, El Año Litúrgico, Primera Edición Española Traducida Y Adaptada Para
Los Países Hispano-Americanos Por Los Monjes De Santo Domingo De Silos.
NIHIL OBSTAT:
F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. Censor ordinis.
IMPRIMATVR: P.
ISAAC M. TORIBIOS, Abbas Silensis, Ex Monasterio Sancti Dominici de Silos, die
7.I.1953
[1] COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA
COMUNIÓN: https://www.facebook.com/photo?fbid=381902818003537&set=a.235028616024292
Comentarios
Publicar un comentario