TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
TERCER DOMINGO DE
ADVIENTO
En este domingo se
aumenta todavía la alegría de la Iglesia. Continuamente suspira ella por el
Señor; pero ahora siente que se aproxima y cree poder mitigar un poco la
austeridad de este tiempo de penitencia, con la inocente alegría de las pompas
litúrgicas. En primer lugar, este Domingo ha recibido el nombre de Gaudete por
la primera palabra de su Introito; pero, además en él se observan también las
prácticas características del cuarto Domingo de Cuaresma llamado Laetare. Se
toca el órgano en la Misa; los ornamentos son de color rosa; el Diácono vuelve
a tomar la dalmática, y el Subdiácono la túnica; en las Catedrales asiste el
Obispo con la mitra preciosa. ¡Admirable condescendencia de la Iglesia que tan
armónicamente sabe unir la seriedad de su doctrina con la graciosa poesía de
las formas litúrgicas! Entremos en su espíritu y regocijémonos hoy a causa de
la proximidad del Señor. Mañana, nuestros gemidos tomarán otra vez su vuelo;
porque aunque no ha de tardar, no ha llegado todavía.
La Estación se celebra en
San Pedro del Vaticano. Este sagrado templo que contiene el sepulcro del
Príncipe de los Apóstoles, es el asilo universal del pueblo cristiano; es
natural que sea testigo de las tristezas y de las alegrías de la Iglesia.
El Oficio nocturno
comienza por un nuevo Invitatorio: el grito de la Iglesia es un grito de
alegría; todos los días, hasta la Vigilia de Navidad, comienza sus Maitines por
estas magníficas palabras:
El Señor está ya próximo:
venid, adorémosle.
Tomemos ahora el libro
del Profeta y leamos con la Santa Iglesia;
Del Profeta Isaías.
Confianza en Dios: El
humilla a los soberbios
En aquel día, se cantará
este cántico en la tierra de Judá:
Tenemos una ciudad
fuerte, nos dará el Señor su ayuda por muralla y fortaleza. Abrid las puertas
para que entre un pueblo justo que guarde fidelidad. Esperanza inquebrantable,
tú nos conservarás la paz, porque en ti reina la confianza. Tened siempre
confianza en el Señor; porque el Señor es un refugio eterno. Él ha destruido a
los moradores de las alturas, ha echado por tierra la ciudad soberbia; la
humilló hasta el suelo, la arrojó en el polvo, y fue pisoteada por los pies del
pobre y del mendigo.
El justo espera el
reinado de la justicia y permanece fiel a Dios
El sendero del justo está
en línea recta; no se desvía de ella la senda que Tu abres al justo. En efecto,
en la senda de tus juicios, hemos puesto, oh Señor, nuestra confianza; tu
nombre y tu recuerdo son el deseo del alma.
Mi alma te deseó en la
noche y te buscarán mis más íntimos suspiros. (ls„ XXVI, 1-9.)
¡Oh santa Iglesia Romana,
nuestra ciudad fuerte!, hénos aquí reunidos en tus muros, alrededor del
sepulcro de este pescador cuyas cenizas te amparan en la tierra, mientras que,
con su doctrina inconmovible, te ilustra desde el cielo. Mas, si eres fuerte,
lo eres por el Salvador que va a llegar. Él es tu muralla; porque Él es quien
rodea a todos tus hijos con su misericordia; Él es la fortaleza invencible;
gracias a Él, jamás los poderes infernales prevalecerán contra ti. Ensancha tus
puertas, para que puedas acoger dentro de ti a todos los pueblos; pues eres
maestra de la santidad y guardiana de la verdad. ¡Termine cuanto antes el
antiguo error que se opone a la fe y difúndase la paz sobre todo tu rebaño! ¡Oh
Santa Iglesia Romana! Tú has puesto para siempre la esperanza en el Señor; y El
a su vez, fiel a su promesa, ha humillado delante de ti a las alturas de la
soberbia y a las ciudades del orgullo. ¿Dónde están los Césares que creyeron
haberte ahogado en tu propia sangre? ¿dónde los Emperadores que quisieron
violentar la inviolable virginidad de tu fe? ¿dónde los sectarios que en cada
siglo, por decirlo así, combatieron sucesivamente todos los artículos de tu
doctrina? ¿dónde aquellos desagradecidos príncipes que se empeñaron en
avasallarte, cuando fuiste tú quien los ensalzó? ¿dónde está el Imperio de la
Media Luna que tantas veces se enfureció contra ti, y cuyas orgullosas
conquistas, tú desarmada, rechazaste tan lejos? ¿dónde están los Reformadores que
trataron de fundar un cristianismo sin ti? ¿dónde estos modernos sofistas, a
cuyos ojos no eras tú más que un impotente y apolillado fantasma? ¿dónde
estarán, dentro de un siglo, esos reyes perseguidores de la Iglesia, esos
pueblos que buscan la libertad fuera de la Iglesia? Habrán pasado, como un
torrente, en su fracaso; y tú, tú estarás siempre tranquila, siempre joven,
siempre sin arrugas, ¡oh Santa Iglesia Romana! sentada sobre la roca
inconmovible. Tu camino a través de los siglos habrá sido recto como el del
justo; y siempre te volverás a hallar semejante a ti misma, como lo has sido
durante diecinueve siglos, bajo el sol que, fuera de ti, sólo ilumina las
vicisitudes humanas. ¿De dónde a ti esa solidez sino de Aquel que es la misma
Verdad y la justicia? ¡Gloria sea a Él en ti! Todos los años te hace su visita;
todos los años te renueva sus dones, para ayudarte a terminar tu peregrinación;
hasta el fin de los siglos vendrá igualmente a visitarte, a renovarte, no sólo
por la virtud de aquella mirada con la que renovó a Pedro, sino llenándote de
sí mismo, como llenó a la Virgen gloriosa, objeto de tus más dulces amores
después del de tu Esposo. Contigo suplicamos, oh Madre nuestra, diciendo: ¡Ven,
Señor Jesús! "Tu nombre y tu recuerdo son el ansia de nuestras almas; en
la noche te desean ellas y te buscan nuestros más íntimos suspiros."
MISA
QUE SOLO PUEDE SER
OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN EL ACCIONAR IRREGULAR Y
ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y LEFEBVRISTAS
Mientras todo el pueblo
está atento, la voz de los cantores entona la melodía gregoriana, y se oye el
eco de estas consoladoras palabras del Apóstol:
INTROITO
Alegraos siempre en el
Señor. Otra vez os lo digo: alegraos. Que vuestra dicha sea conocida de todos
los hombres; porque el Señor está cerca. No os preocupéis por nada. Al
contrario, en todas vuestras oraciones presentad a Dios vuestras peticiones.
Salmo. Bendijiste, Señor, tu tierra; destruíste el cautiverio de Jacob. — V.
Gloria al Padre.
La Iglesia pide, en la
Colecta, la gracia de la visita que trae consigo la luz y disipa las tinieblas.
Las tinieblas hacen temblar al alma; por el. contrario, la luz asegura y
regocija al corazón.
ORACIÓN
Oremos. Dígnate, Señor, escuchar nuestras súplicas, y
disipa las tinieblas de nuestro espíritu con la gracia de tu visita. Tú, que
Vives y reinas.
EPÍSTOLA
Lección de la Epístola
del Ap. S. Pablo a los Filipenses. (IV, 4-7.)
Hermanos: Alegraos siempre en el Señor. Otra vez os lo
digo: alegraos. Que vuestra dicha sea conocida de todos los hombres: el Señor
está cerca. no os preocupéis por nada. Al contrario, en todas vuestras
oraciones y ruegos, presentad a Dios vuestras peticiones, acompañadas de
hacimiento de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo sentido, custodie
vuestros corazones y vuestras inteligencias en Nuestro Señor Jesucristo.
En efecto, debemos
alegrarnos en el Señor; el Profeta y el Apóstol están de acuerdo en avivar
nuestras ansias del Salvador: uno y otro nos anuncian la paz. Estemos, pues,
tranquilos: El Señor está cerca; está cerca de su Iglesia; está cerca de cada
una de nuestras almas. ¿Será posible que estemos junto a un fuego tan ardiente
y permanezcamos helados? ¿Es que no sentimos ya su venida, a través de todos
los obstáculos que le oponían su excelsa dignidad, nuestra profunda miseria y
nuestros numerosos pecados?
Mas El todo lo arrolla.
Unos pasos más y estará entre nosotros. Salgárnosle al encuentro, por medio de
estas oraciones, súplicas y acción de gracias de que nos habla el Apóstol.
Dupliquemos nuestro fervor y celo, para unirnos a la Santa Iglesia, cuyos
deseos van a dirigirse cada día más encendidos hacia Aquel que es su luz y su
amor. Repitamos ahora con ella:
GRADUAL
Señor, tú, que te sientas sobre los querubines, excita tu
potencia y ven. — V. Tú, que riges a Israel, atiende: tú, que conduces a José
como una oveja.
Aleluya, aleluya. — V. Señor, excita tu potencia y ven,
para hacernos salvos. Aleluya.
EVANGELIO
Continuación del santo
Evangelio según San Juan, (I, 19-28.)
En aquel tiempo los judíos enviaron de Jerusalén
sacerdotes y levitas a Juan, para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? Y
confesó y no negó, antes declaró: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué,
pues? ¿Eres Elías? y dijo: No soy. ¿Eres el Profeta? Y respondió: No.
Dijéronle: ¿Quién eres, pues? Para que demos respuesta a los que nos han
enviado. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Soy la voz del que clama en el desierto:
Enderezad el camino del Señor como dijo el Profeta Isaías. Y los que habían
sido enviados eran de los Fariseos. Y preguntáronle y dijéronle: ¿Por qué
bautizas, pues, si no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta? Juan les
respondió diciendo: Yo bautizo con agua; pero en medio de vosotros está el que
vosotros no conocéis. Este es el que vendrá detrás de mí, el que ha existido
antes que yo y del cual no soy digno de desatar la correa del zapato.
Estas cosas acontecieron en Betania, al otro lado del
Jordán, donde bautizaba Juan.
En medio de vosotros está
el que vosotros no conocéis, dice San Juan Bautista a los enviados de los
judíos. Puede, por consiguiente, estar el Señor cerca; puede incluso haber
venido, y no obstante eso, permanecer desconocido para muchos. Este Cordero divino
es el consuelo del santo Precursor, quien considera un gran honor ser
simplemente la Voz que invita a los hombres a preparar los caminos del
Redentor. En esto es San Juan el símbolo de la Iglesia y de todas las almas que
buscan a Jesucristo. Su gozo por la llegada del Esposo es completo; pero a su
alrededor existen hombres para quienes este divino Salvador no significa nada.
Pues bien, estamos ya en la tercera semana de este santo tiempo de Adviento;
¿están todos los corazones conmovidos por la gran noticia de la llegada del
Mesías? Los que no quieren amarle como a Salvador, ¿le temen al menos como a
Juez? ¿Han sido enderezados los caminos tortuosos? ¿piensan humillarse las
colinas? ¿han sido atacadas seriamente la sensualidad y la concupiscencia en el
corazón de los cristianos? El tiempo apremia: ¡El Señor está cerca! Si estas
líneas cayeran bajo los ojos de quienes duermen, en vez de vigilar esperando al
divino Infante, les conjuraríamos para que abriesen los ojos y no retardasen
por más tiempo el hacerse dignos de una visita, que será para ellos un gran
consuelo en el tiempo, y un refugio seguro contra los terrores del último día.
¡Oh Jesús! envíales tu gracia con mayor abundancia todavía; oblígales a entrar,
para que no se diga del pueblo cristiano, lo que San Juan decía de la Sinagoga:
En medio de vosotros está el que vosotros no conocéis.
Durante el ofertorio,
podemos unirnos al deseo de la Iglesia, pidiendo con ella al fin de la
cautividad en la que nos retienen nuestros pecados, y la llegada del Salvador.
OFERTORIO
Bendijiste, Señor, tu tierra, destruíste el cautiverio de
Jacob, perdonaste la iniquidad de tu pueblo.
SECRETA
Haz, Señor, que te inmolemos siempre el sacrificio de
nuestra devoción, el cual realice el fin sagrado para que fue instituido y obre
a la vez maravillosamente en nosotros tu salud. Por Nuestro Señor.
Las palabras que canta la
Iglesia durante la comunión están tomadas del Profeta Isaías; tratan de
infundir confianza en el corazón del hombre débil y pecador. No temáis, pues
¡oh cristianos! es Dios quien viene; pero viene a salvar, a darse a su
criatura.
COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN
[1]
Decid: Pusilánimes, confortaos y no temáis; he aquí que
vuestro Dios vendrá y nos salvará. En la Oración siguiente, la santa Iglesia
pide que la visita privada que le acaba de hacer su Esposo, la prepare para la
otra más solemne que ha de realizarse en la fiesta de Navidad.
POSCOMUNIÓN
Imploramos, Señor, tu clemencia, para que estos divinos
alimentos, nos purguen de los vicios y nos preparen para las futuras fiestas. Por Nuestro Señor.
—
DOM PRÓSPERO GUÉRANGER, El Año Litúrgico, Primera Edición Española Traducida Y
Adaptada Para Los Países Hispano-Americanos Por Los Monjes De Santo Domingo De
Silos.
NIHIL
OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. Censor ordinis.
IMPRIMATVR:
P. ISAAC M. TORIBIOS, Abbas Silensis, Ex Monasterio Sancti Dominici de Silos,
die 7.I.1953
[1] COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN: https://www.facebook.com/photo?fbid=381902818003537&set=a.235028616024292
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