DOMINGO XXIV DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DOMINGO XXIV DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
IV° DESPUÉS DE EPIFANÍA
MISA
QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN
EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y
LEFEBVRISTAS
INTROITO
Adorad a Dios, todos sus Angeles: lo oyó y se alegró
Sión: y se gozaron las hijas de Judá. Salmo: El Señor reinó, regocíjese la
tierra: alégrense todas las Islas.— J. Gloria al Padre.
ORACIÓN
Oh Dios, que sabes que, a causa dé la flaqueza humana,,
no podemos subsistir entre tantos peligros como nos rodean: danos la salud
del alma y del cuerpo; para que, con tu ayuda, venzamos lo que padecemos
por nuestros pecados. Por el Señor.
EPÍSTOLA
Lección de la Epístola del Apóstol San
Pablo, a los Romanos. (XIII, 8-10.)
Hermanos: No debáis nada a nadie, sino es el amaros
mutuamente; pues, el que ama al prójimo, cumple la Ley. Porque: No adulterarás,
no matarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no codiciarás, y todo
otro cualquier mandamiento se encierra en esta sola palabra: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. El amor del prójimo no obra el mal. Por eso, la
plenitud de la Ley es el amor.
No deja la Santa Iglesia
de exhortar a los fieles, por boca del Apóstol a la práctica de la caridad
mutua, en este tiempo en que el mismo Hijo de Dios ha dado tan manifiestas
pruebas de su amor para con los hombres, tomando su propia naturaleza. El
Emmanuel viene a nosotros como Legislador; ahora bien, toda su ley la ha
resumido en el amor; ha venido a unir lo que el pecado habla desunido. Sintamos
como El, y cumplamos de corazón la ley que nos impone.
Señor,
las gentes temerán tu nombre, y todos los reyes de la tierra tu gloria. — J .
Porque el Señor ha edificado a Sión: y será visto en su majestad.
ALELUYA
Aleluya, aleluya. — J. El
Señor reinó, regocíjese la tierra: alégrense todas las Islas. Aleluya.
EVANGELIO
Continuación del santo Evangelio según San
Mateo. (Vin, 23-27.)
En aquel tiempo, subiendo
Jesús a la barca, le siguieron sus discípulos. Y he aquí que un gran movimiento
se apoderó del mar; tanto, que la barquilla era cubierta por las olas. El, sin
embargo, dormía. Y se acercaron a El sus discípulos, y le despertaron,
diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. Y les dijo Jesús: ¿Por qué teméis, hombres
de poca fe? Levantándose entonces, imperó a los vientos y al mar, y se hizo una
gran tranquilidad. Y los hombres se admiraron diciendo: ¿Quién es este que
hasta los vientos y el mar le obedecen?
Adoremos el poder del
Emmanuel que ha venido a calmar la tempestad en la que iba a perecer el género
humano. Todas las generaciones habían clamado a él en su angustia, gritando:
¡Sálvanos, Señor; que perecemos! Cuando llegó la plenitud de los tiempos, salió
El de su quietud, y no tuvo más que mandar, para aniquilar la fuerza de
nuestros enemigos. La malicia de los demonios, las tinieblas de la idolatría,
la corrupción pagana, todo cedió ante su presencia. Unos tras otros se fueron
convirtiendo a El todos los pueblos: desde el fondo de su ceguera y de sus
miserias, dijeron: ¿Quién es ese ante quien ninguna fuerza resiste? Y abrazaron
su ley.
Con frecuencia aparece en
los Anales de la Iglesia, esa fortaleza del Emmanuel que hace desaparecer los
obstáculos, aun en momentos en que los hombres se alarman por su aparente
tranquilidad. ¡Cuántas voces escogió, para salvarlo todo, el momento en que los
hombres lo creían todo perdido! Lo mismo ocurre en la vida del cristiano. A
veces no perturban las tentaciones, se diría que quieren anegarnos las olas y a
pesar de todo, nuestra voluntad permanece unida fuertemente a Dios. Es que
Jesús duerme en el fondo de nuestra barquilla, y nos protege con su sueño.
Cuando le despiertan nuestras súplicas, es ya para proclamar su triunfo y el
nuestro, porque para entonces ha vencido y nosotros con El.
OFERTORIO
La diestra del Señor ejerció su poder: la diestra del
Señor me ha exaltado: no moriré, antes viviré, y contaré las obras del Señor.
SECRETA
Suplicárnoste, oh Dios
omnipotente, hagas que el don ofrecido de este Sacrificio, purifique siempre y
defienda de todo mal a nuestra fragilidad. Por el Señor.
COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN
[1]
Se admiraban todos de las palabras que
salían de la boca de Dios.
POSCOMUNIÓN
Haz, Señor, que tus dones nos liberten de
los deleites terrenos, y nos restauren siempre con alimentos celestiales. Por el Señor.
— DOM PRÓSPERO GUÉRANGER, El Año Litúrgico, Primera Edición
Española Traducida Y Adaptada Para Los Países Hispano-Americanos Por Los Monjes
De Santo Domingo De Silos.
NIHIL OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. Censor ordinis.
IMPRIMATVR: P. ISAAC M. TORIBIOS, Abbas Silensis, Ex Monasterio
Sancti Dominici de Silos, die 7.I.1953
[1] COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA
COMUNIÓN: https://www.facebook.com/photo?fbid=381902818003537&set=a.235028616024292
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