DOMINGO DE PASIÓN
DOMINGO
DE PASIÓN
"Si oís, hoy, la voz
del Señor, no endurezcáis vuestros corazones."
ENSEÑANZA DE LA LITURGIA
La Iglesia da comienzo
hoy en el oficio de la noche por estas graves palabras del Rey profeta.
Antiguamente, los fieles consideraban un deber el asistir a los oficios
nocturnos al menos los domingos y días festivos; tenían en mucho el no perder
las enseñanzas que encierra la Liturgia. Pero los siglos pasaron y la casa de
Dios no era frecuentada con la asiduidad que constituía el gozo de nuestros
padres. Poco a poco se fueron perdiendo las costumbres y el clero dejó' de
celebrar públicamente los oficios que no eran concurridos. Fuera de los
cabildos y monasterios no se oye ya el conjunto tan armonioso de la alabanza
divina, y las maravillas de la Liturgia sólo son conocidas de una manera
incompleta.
LLANTO DEL SEÑOR
Por esta razón nos hemos
movido a poner ante la consideración de nuestros lectores ciertos rasgos de
algunos oficios que de otro modo quedarían para ellos como si existiesen. ¿Qué
más propio hoy para movernos que este aviso, tomado de David, que la Iglesia
nos dirige y que repetirá en todos los maitines hasta el día de la Cena del
Señor? Pecadores, nos dice, este día en que se deja oír la voz lastimera del
Redentor, no seáis enemigos de vosotros mismos, dejando vuestros corazones
endurecidos. El Hijo de Dios os da la última y la más viva muestra del amor por
el cual descendió del cielo; su muerte está cercana; ya se prepara el madero en
el que será inmolado el nuevo Isaac; entrad en vosotros mismos y no permitáis,
que vuestro corazón conmovido, tal vez, un momento, vuelva a su dureza
ordinaria. Habría en ello el mayor de los peligros. Estos aniversarios tienen
la virtud de renovar a las almas cuya fidelidad coopera a la gracia que les ha
sido ofrecida; mas acrecienta la insensibilidad en aquellos que los pasan sin
arrepentirse. "Si, pues, oís hoy la voz del Señor no endurezcáis vuestros
corazones."
ULTIMOS DÍAS DE LA VIDA
PÚBLICA DE JESÚS
Durante las semanas
precedentes hemos visto crecer cada día la malicia de los enemigos del
Salvador. Su presencia, su vista les irrita y se siente que este odio reprimido
aguarda el momento propicio para estallar. La bondad, la dulzura de Jesús
continúa seduciendo las almas puras y rectas; al mismo tiempo la humildad de su
vida y la inflexible pureza de doctrina humilla más y más al judío soberbio que
sueña con un Mesías conquistador, y al fariseo que no tiene escrúpulos en
traspasar las leyes para hacer de ellas un instrumento de sus pasiones. Sin
embargo, Jesús continúa el curso de sus milagros; sus discursos están llenos de
energía desconocida; sus profecías amenazan a la ciudad y al templo famoso de
los que no quedarán piedra sobre piedra. Los doctores de la ley deberían, al
menos reflexionar, examinar sus obras maravillosas que dan testimonio al Hijo
de David, y releer tantos oráculos divinos cumplidos hasta ahora con la más
absoluta fidelidad. ¡Ay! estos oráculos se deben cumplir hasta la última tilde.
David e Isaías no hicieron sino predecir las humillaciones y los dolores del
Mesías, que estos hombres ciegos no durarán en realizar.
OBSTINACIÓN DE LA
SINAGOGA Y DEL PECADOR
En ellos se cumple esta
palabra: "al que blasfema contra el Espíritu Santo, no se le perdonará el
pecado ni en esta vida ni en la otra'". La Sinagoga corre a la maldición.
Obstinada en su error, no quiere escuchar, ni ver nada; ha torcido su juicio a
su gusto; ha apagado en sí misma la luz del Espíritu Santo y vamos a verla
descender por todos los grados de la aberración hasta el abismo. Triste
espectáculo que se encuentra todavía, con mucha frecuencia, en nuestros días,
en los pecadores que a fuerza de resistir a la luz de Dios, ¡acaban por
encontrar reposo en las tinieblas! Y no nos extrañemos de encontrar en otros
hombres la conducta que observamos en los actores del drama que se va a
cumplir. La historia de la Pasión del Hijo de Dios nos proporcionará más de una
lección sobre los secretos del corazón humano y sus pasiones. No puede ser de
otra manera; porque lo que ocurre en Jerusalén se renueva en el corazón del
pecador. Este corazón es un Calvario, sobre el que según el Apóstol, Jesucristo
es sacrificado con frecuencia. La misma ingratitud, la misma ceguera, el mismo
furor; con la diferencia de que el pecador, cuando es iluminado por la fe,
conoce a quien crucifica, mientras que los judíos, como dice San Pablo, no
conocían como nosotros al Rey de la gloria a quien clavamos en la Cruz.
Siguiendo los relatos evangélicos que de día en día, van a ponerse ante
nuestros ojos, deben indicarnos que nuestra indignación contra los judíos debe
tornarse también contra nosotros y nuestros pecados. Lloremos los dolores de
nuestra víctima, a la que nuestros pecados han obligado a soportar, tal
sacrificio.
LA OCULTACIÓN DE JESÚS
En este momento todo
convida al duelo. Sobre el altar, ha desaparecido hasta la Cruz bajo un velo y
las imágenes de los santos están cubiertas; la Iglesia está a la expectativa de
la más grande desgracia. Sólo nos recuerda en este tiempo la penitencia del
Hombre-Dios; y tiembla pensando en los peligros de que está rodeado. Muy pronto
leeremos en el Evangelio que el Hijo de Dios ha estado apunto de ser lapidado
como un blasfemo; pero su hora no había llegado aún. Tuvo que huir y
esconderse. ¡Todo un Dios se esconde para huir de la cólera de los hombres
¡Qué contraste! ¿Será por
debilidad o poi miedo a la muerte? Sólo pensarlo sería una blasfemia; no
tardaremos en verle presentarse ante sus enemigos. Si ahora evita el furor de
los judíos es por no haberse cumplido aún lo que dijeron los profetas sobre El.
Por otra parte no debe morir a pedradas sino sobre el madero maldito que, en
adelante, se convertirá en el árbol de la vida.
ADÁN Y JESÚS
Humillémonos, al ver que
el Creador del cielo y de la tierra tiene que substraerse a las miradas de los
hombres, para huir de su cólera. Pensemos en el día del primer crimen en el que
Adán y Eva, pecadores, se escondieron también por que se vieron desnudos. Jesús
ha venido para darles la seguridad del perdón: y he aquí que se oculta; no por
que esté desnudo, El que es para sus Santos el vestido de santidad y de
inmortalidad, sino por que se ha hecho débil, para darnos fortaleza. Nuestros
primeros padres quisieron esconderse de la mirada de Dios; Jesús se oculta ante
los hombres; pero no será siempre así. Día vendrá en que los pecadores, ante
quienes parece que huye hoy, suplicarán a las rocas y montañas, que caigan
sobre ellos y les sustraigan de su vista; pero su petición será estéril.
"Verán al Hijo del hombre sentado sobre las nubes del cielo, con poderosa
y soberana majestad".
Este Domingo se llama
Domingo de Pasión porque la Iglesia comienza hoy a ocuparse especialmente de
los sufrimientos del Redentor. Se le llama también Domingo Júdica, por comenzar
con esta palabra el Introito de la Misa; finalmente Domingo de la Neomenia es
decir de la luna nueva pascual por que siempre cae después de la luna nueva que
sirve para fijar la fiesta de la Pascua.
En la iglesia griega,
este Domingo, no tiene otro nombre que el Domingo V de los Santos Ayunos.
MISA
QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN
EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y
LEFEBVRISTAS
En Roma la estación se
celebra en la basílica de S. Pedro. La importancia de este Domingo, que no cede
su puesto a ninguna otra fiesta, por solemne que sea, exigía que la reunión de
los fieles tuviese lugar en uno de los más augustos santuarios de la ciudad
eterna.
El Introito está
compuesto del Salmo XLII. El Mesías implora el juicio de Dios y protesta contra
la sentencia que los hombres van a dictar contra él. Demuestra al mismo tiempo
su esperanza en el socorro de su Padre, que después de la prueba le admitirá
triunfante en su gloria.
INTROITO
Júzgame tú, oh Dios, y separa mi causa de la de un pueblo
no santo: líbrame del hombre inicuo y falaz: porque tú eres mi Dios y mi
fortaleza.-—Salmo: Envía tu luz, y tu verdad: ellas me guiarán, y conducirán
hasta tu santo monte, y hasta tus abernáculos.— Júzgame tú...
En adelante sólo se dice
Gloria Patri en las Misas de las fiestas; pero se repite el Introito. En la
Colecta, la Iglesia pide para sus fieles la completa reforma que el santo
tiempo de Cuaresma está llamado a reproducir, y que debe someter a la vez los sentidos
al espíritu y preservar a éste de las ilusiones y seducciones a que ha estado
muy sujeto hasta ahora.
COLECTA
Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, mires propicio a tu
Familia: para que, con tu ayuda, sea regida en el cuerpo y, con tu protección
sea custodiada en el alma. Por el Señor.
EPÍSTOLA
Lección de la Epístola
del Apóstol S. Pablo a los Hebreos. Heb 9:11-15.
Hermanos: Cristo el es Pontífice de los bienes futuros,
el cual penetró una vez en el santuario a través de un tabernáculo más amplio y
perfecto, no hecho a mano, es decir, no de creación humana, y no con la sangre
de cabritos y toros, sino por medio de su propia sangre, después de haber
obrado la Redención eterna. Si, pues, la sangre de cabritos y de toros, y la
aspersión de la ceniza de la ternera (sacrificada) santifican con la limpieza
de la carne a los manchados: ¿Cuánto más la Sangre de Cristo, que se ofreció a
sí mismo inmaculado a Dios, por medio del Espíritu Santo, purificará nuestra
conciencia de las obras muertas, para servir al Dios viviente? Por eso es El el
Mediador del Nuevo Testamento: a fin de que, por su muerte, ofrecida en
redención de las prevaricaciones cometidas bajo el Viejo Testamento, reciban
los llamados la prometida y eterna herencia en* Jesucristo. Nuestro Señor.
LA SALVACIÓN EN LA SANGRE
DE UN DIOS
El hombre sólo puede ser
rescatado, por la sangre. La divina majestad ultrajada sólo se aplacará por el
exterminio de la criatura rebelde cuya sangre derramada sobre la tierra con su
vida dará testimonio de su arrepentimiento y de su completa sumisión ante aquel
contra quien se rebeló. De otro modo la justicia de Dios se compensará por el
suplicio eterno del pecador. Todos los pueblos así lo han entendido, desde la
sangre de los corderos de Abel hasta la que corría a torrentes en las
hecatombes de Grecia, y en las innumerables inmolaciones con que Salomón
inauguró la dedicación del templo. Sin embargo, dice Dios: "Escucha,
Israel, yo soy tu Dios. No te reprendo por tus sacriñcios: pues tengo siempre
ante mí tus holocaustos; yo no tomo de tu casa el recental, ni de tus rebaños
tus carneros. ¿Acaso no son míos todos estos animales? Si tubiere hambre no
acudiría a ti, porque mío es el mundo y todo lo que contiene. ¿Es que tengo que
comer carne de tus toros, o tendré que beber sangre de tus cabritos?'."
Así Dios ordena los sacrificios sangrientos, y declara que no son nada a sus
ojos. ¿Hay contradición? No: Dios quiere a la vez que el hombre entienda que no
puede ser rescatado más que por la sangre, y que la sangre de los animales es
muy grosera para obrar este rescate. ¿Será la sangre del hombre la que aplaque
la justicia divina? De ningún modo : la sangre del hombre es impura y está
manchada; además es incapaz de compensar el ultraje hecho a Dios. Es necesaria
la sangre de un Dios. Y Jesús se ofrece a derramar la suya.
En El va a cumplirse la
mayor ñgura de la ley antigua. Una vez al año, el sumo Sacerdote entraba en el
Santa-Santorum, a orar por el pueblo. Se ponía detrás del velo, de cara al Arca
Santa; se le otorgaba este favor con la condición de que entrase en este
sagrado recinto llevando en sus manos la sangre de la víctima que acababa de
inmolar. Estos días, el Hijo de Dios Sumo Sacerdote por antonomasia, va a hacer
su entrada en el cielo, y nosotros iremos en pos de El; mas se necesita para
esto que se presente con sangre, y esta sangre no puede ser otra que la suya.
Vamos a ver cumplir esta prescripción divina. Abramos pues, nuestros corazones,
a fin de que "los purifique de las obras muertas, como nos acaba de decir
el Apóstol, y sirvamos en lo sucesivo al Dios vivo."
El Gradual está tomado
del Salterio; el Salvador pide verse libre de sus enemigos y apartado de la
rabia de un pueblo amotinado contra El; pero al mismo tiempo acepta cumplir la
voluntad de su Padre, por quien será vengado.
GRADUAL
Líbrame, Señor, de mis enemigos: enséñame a cumplir tu
voluntad. J. Tú, Señor, que me has librado de las gentes iracundas, me
exaltarás sobre los que se levanten contra mí: me librarás del hombre inicuo.
En el Tracto, sacado del
mismo texto, el Mesías, con el nombre de Israel, se queja del furor de los
judíos que le han perseguido desde su juventud, y se apresuran a hacerle sufrir
cruel flagelación. Anuncia a la vez los castigos que el deicidio atraerá sobre
ellos.
TRACTO
Mucho me han angustiado desde mi juventud. J. Dígalo
ahora Israel: mucho me han angustiado desde mi juventud. J. Mas no
prevalecieron contra mí: sobre mis espaldas araron los pecadores. J.
Prolongaron sus iniquidades: pero el Señor cortó las cervices de los pecadores.
EVANGELIO
Continuación del santo
Evangelio Según S. Juan John 8:46-59.
En aquel tiempo, decía Jesús a las turbas de los judíos:
¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me
creéis? El que es de Dios, oye las palabras de Dios. Pero vosotros no las oís,
porque no sois de Dios. Respondieron entonces los judíos, y dijéronle: ¿No
decimos con razón que eres un samaritano, y que tienes el demonio? Respondió
Jesús: Yo no tengo el demonio, sino que glorifico a mi Padre, y vosotros le
deshonráis. Pero yo no busco mi gloria: hay quien la busque, y la juzgue. En
verdad, en verdad os digo: Si alguien observare mis palabras, no morirá
eternamente. Dijéronle entonces los judíos: Ahora conocemos que tienes el
demonio. Abraham murió, y también los Profetas: y tú dices: Si alguien
observare mis palabras, no morirá eternamente. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro
padre Abraham, que murió? Y los profetas también murieron. ¿Por quién te tienes
a ti mismo? Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es
nada: es mi Padre quien me glorifica, el que vosotros llamáis Dios vuestro, y
no le habéis conocido: pero yo le he conocido: y, si dijera que no le he
conocido, sería semejante a vosotros, mentiroso. Pero yo le conozco, y observo
sus palabras. Abraham, vuestro Padre, anheló ver mi día: viólo, y se alegró. Dijéronle
entonces los judíos: ¿Aun no tienes cincuenta años, y viste a Abraham? Díjoles
Jesús: En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abraham existiera, ya existía
yo. Tomaron entonces piedras, para lanzarlas contra El: pero Jesús se escondió,
y salió del templo.
ENDURECIMIENTO DE LOS
JUDÍOS
El furor de los judíos ha
llegado al colmo, y Jesús se ve obligado a huir ante ellos. Pronto le matarán;
mas ¡qué diferente es su suerte de la suya! Por obediencia a los decretos de su
Padre celestial, por amor a los hombres, se entregará en sus manos, y le darán
muerte, pero saldrá victorioso del sepulcro; subirá a los cielos, e irá a
sentarse a la diestra de su Padre. Ellos, por el contrario, después de saciar
su furor dormirán sin remordimientos hasta el terrible despertar que les está
preparado. Se palpa que la reprobación de estos hombres será eterna. Ved con
qué severidad les habla el Salvador: "Vosotros no escucháis la palabra de
Dios porque no sois de Dios." No obstante esto hubo un tiempo en que
fueron de Dios: porque el Señor da a todos su gracia; pero ellos han hecho
estéril esta gracia; se agitan en las tinieblas y ya no verán la luz que han
rechazado. "Decís que Dios es vuestro Padre; pero no le conocéis." A
fuerza de desconocer al Mesías, la Sinagoga ha llegado a no conocer también al
mismo Dios único y soberano, cuyo culto la enorgullece; en efecto, si conociese
al Padre, no rechazaría al Hijo. Moisés, los Salmos, los Profetas, son para
ella letra muerta, y estos libros divinos pasarán muy pronto entre las manos de
los pueblos, que sabrán leerlos y comprenderlos. "Si yo dijere que no le
conozco, sería mentiroso como vosotros." Por la dureza del lenguaje de
Jesús se adivina ya la cólera del juez que bajará el último día para estrellar
contra la tierra la cabeza de los pecadores. "Jerusalén no conoció el
tiempo de su visita; el Hijo de Dios salió a su encuentro y tiene ella la
desvergüenza de decirle que está poseído del demonio." Echa en cara al
Hijo de Dios al Verbo eterno, que prueba su origen por los prodigios más
evidentes, que Abrahán y los Profetas son mayores que El. ¡Extraña ceguera que
procede del orgullo y de la dureza de corazón! La Pascua está próxima; estos
hombres comerán religiosamente el cordero simbólico; saben que este cordero es
una figura que debe realizarse. El cordero verdadero será inmolado por sus
manos sacrilegas y no lo reconocerán. La sangre derramada por ellos no les
salvará. Su desgracia nos lleva a pensar en tantos pecadores endurecidos para
los cuales la Pascua de este año será tan estéril de conversión como los años
precedentes; redoblemos nuestras oraciones por ellos, y pidamos que la sangre
divina que pisan con los pies no clame contra ellos delante del trono del Padre
celestial.
En el Ofertorio, el
cristiano, lleno de confianza en los méritos de la sangre que le ha rescatado
hace suyas las palabras de David para alabar a Dios, y para reconocerle como
autor de la vid a nueva cuya fuente inagotable es el sacrificio de Jesucristo.
OFERTORIO
Te alabaré, Señor, con todo mi corazón: retribuye a tu
siervo: viva yo, y guarde tus palabras: vivifícame, según tu palabra, Señor. El
sacrificio del Cordero sin mancilla ha producido en el pecador dos efectos; ha
roto sus cadenas y le ha hecho objeto de las complacencias del Padre celestial.
La Iglesia pide en la secreta, que el sacrificio que va a ofrecer para
reproducir el de la Cruz, obtenga en nosotros los mismos resultados.
SECRETA
Suplicármoste, Señor hagas que estos presentes nos libren
de los vínculos de nuestra depravación y nos granjeen los dones de tu
misericordia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. La antífona de la comunión
está formada de las mismas palabras con que Jesucristo instituyó el sacrificio
que se acaba de celebrar en el cual el sacerdote y los fieles participan en memoria
de la Pasión cuyo recuerdo y mérito infinito ha renovado.
COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN [1]
Este es el Cuerpo que será entregado por vosotros; este
Cáliz es el Nuevo Testamento en mi Sangre, dice el Señor: haced esto en memoria
mía cuantas veces lo tomareis. En la poscomunión, la Iglesia pide a Dios
conserve en los fieles los frutos de la visita que se ha dignado hacerle,
entrando en ellos por la participación en los sagrados misterios.
POSCOMUNIÓN
Asístenos,
Señor, Dios nuestro; y, a los que has recreado con tus Misterios, defiéndelos
con tu perpetuo patrocinio. Por el Señor.
NIHIL OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. CENSOR ORDINIS.
IMPRIMATVR: P. ISAAC M. TORIBIOS, ABBAS SILENSIS, EX MONASTERIO SANCTI DOMINICI DE SILOS, DIE 7.I.1953
[1] COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN: HTTPS://WWW.FACEBOOK.COM/PHOTO?FBID=381902818003537&SET=A.235028616024292
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